
¡Último momento!
El pequeño mundo privado y cotidiano de los artistas incluye raptos de inspiración, películas vistas, anécdotas, libros leídos, salidas nocturnas, sueños, canciones futuros hits (o no), televisión, etcétera. Queriendo saber algo de todo eso, el No salió a preguntarles por aquello que ocupó su atención en los últimos días. Y tuvo respuesta.
1) La última canción que compusiste
2) El último disco que compraste/bajaste/conseguiste
3) La última película que viste
4) Programa de tevé que mirás seguido
5) El último libro que leíste
6) El último show al que fuiste
7) El sueño más reciente que recordás
1) El jueves pasado, a la madrugada, hice una que se llama “Canción beta” y que habla de un árbol. Siempre tengo admiración por las cosas de la naturaleza, la vegetación y los factores climáticos. La canción dice: “Tengo el pelo y los ojos marrones/ Soy un árbol humano/ no soy cielo, no soy la nube/ soy madera y miel/ ramas de amor, hojas de pensamientos./ Canción beta/ raíces en otro planeta”.
2) Estuve escuchando mucho el De-Loused in the Comatorium, de Mars Volta, aunque me gustaba más At The Drive-In. Ando con ganas de ir a revolver unas bateas, porque hay varios discos que quiero conseguir.
3) Llevé a Bambú, mi hijo, a ver Buscando a Nemo. Hace mucho que no voy a ver una película que elijo yo, pero disfruté por el tema de los dibujos.
4) Lo que más me gusta es “Viaje a las estrellas”, pero la del capitán Picard y Data. Me identifico mucho cuando nos vamos de gira, porque salimos todos como en una misión, tratando de hacer cada uno su tarea lo mejor posible. También miro bastante Much Music, porque está hecho connada y es bastante creativo. Y me gustan muchísimo los especiales de Discovery Channel sobre astronomía, que es un tema que me apasiona.
5) Llegó a mis manos El tercer testamento, escrito por un mexicano, que viene a defenestrar todo lo anterior. Me lo pasó Ray (Fajardo, baterista), que siempre anda en temas de filosofía. Tira abajo toda la Iglesia: no tenés que ir a un súper castillo para estar con Dios. Me dijo Ray que se puede bajar de Internet. Y sigo con Cartas a Theo, de Vincent van Gogh.
6) Gustavo Cerati en el Gran Rex y Kundalinis en El Tío Bizarro de Burzaco. Los Kundalinis son unos pibes re sacados, que tocan muy fuerte, tipo At The Drive-In.
7) Estábamos con los chicos del grupo en una casa antigua muy linda y muy grande, pero había un sector de la casa al que no podíamos ir. En un momento estaba con Bambú en brazos porque quería dormirlo y lo llevaba para otro lado de la casa. Entonces se me apareció una mujer de un cuadro que pinté hace años, una mujer con orejas puntiagudas, toda luminiscente, y me dijo: “Ah, qué lindo que es tu niño”, muy maternal. Había una camita preciosa, pero ella me dijo que me había pasado del otro lado, para el mundo de las hadas, así que tuve que volver. Cuando le dije a Ray que había visto a las hadas que vivían del otro lado, el me respondió que ya las conocía. Y tenía cara de loco, como si ya hubiera ido y vuelto.
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“Somos una banda de luchadores”
María Fernanda Aldana, bajista de El Otro Yo, habló con Diversica sobre el prolífico presente de la banda. Están embarcados en una extensa gira que cerrarán el 9 y 10 de diciembre en El Teatro, en Buenos Aires. Lanzarán un DVD con imágenes de su primer show en Obras, un disco en vivo de su última actuación en ese escenario, y otro con grabaciones “pirata”.
Tarde calurosa de octubre en Buenos Aires. Son las 4 y María Fernanda Aldana todavía no almorzó. Recién termina una reunión con sus compañeros de El Otro Yo. Son días de trabajo intenso para la banda de Temperley, que aprovecha el poco tiempo que está en la ciudad para ultimar detalles sobre sus próximos proyectos. En unos días más se embarcarán en el segundo tramo de la Gira Interminable, con la que, desde principios de año, están presentando su último disco, “Espejismos”, en gran parte del país, y que también los llevó por México, Perú y Uruguay.
Bajita, en musculosa y con una mochila al hombro, María conserva ese aire adolescente con el que podría ser confundida con cualquiera de las muchas seguidoras de El Otro Yo. La imagen aniñada que transmiten su mirada dulce y el tono suave de su voz resalta con mayor fuerza ahora que no está arriba de un escenario formando parte de esa vorágine de energía que es El Otro Yo en vivo.
Se acomoda en una mesa de un bar del barrio de Congreso y pide una ensalada que no podrá terminar debido a su entusiasmo por detallar las novedades sobre el grupo, que no son pocas. Al balance más que positivo que está dejando la gira se suman las inminentes ediciones de un DVD con imágenes de su primer show en el Estadio Obras, en 2000, un disco con grabaciones “pirata” que aportaron los propios seguidores de la banda, y una placa oficial en vivo de su última presentación en el “templo del rock”.
Familia rodante
Se puede afirmar que El Otro Yo es una banda familiar. A María Fernanda y su hermano Christian ahora se sumó Gabriel Guerrisi, una especie de primo lejano de los Aldana. Javier Aldana, otro primo, pero más cercano, se encarga de la escenografía para los shows. Y Ray Fajardo ya es uno más de la familia. “Nos divertimos mucho juntos y la pasamos bien. Es un lindo grupo humano, los que tocamos en la banda y el resto del equipo también. Somos como hermanos”.
“Sentí que la gente se sentía muy identificada con letras, como por ejemplo la de ‘Licuadora Mutiladora´, como que se sentía muy parte de eso, y hubo mucha gente, muy entusiasta”, cuenta en relación con las impresiones que le dejó el primer tramo del tour. “Está buenísimo, porque vas en una misión que es la de llevar la música a otras partes, y te encontrás con gente que te mandó un mail y que ni conocés, y que te espera con una bandera del grupo, con ganas de conocerte”, se asombra.
EOY es una banda autogestionada. Creó el sello “Besótico”, con el que graba sus propios discos, y es responsable de toda la organización de sus shows. Y es por esto que no les fue ajeno el profundo impacto que provocó la tragedia de Cromagnon en el circuito independiente. “Tenemos que hacer solitos las cosas. Y es difícil porque los lugares ponen como el doble o el triple de seguridad, y esto hace que todo se encarezca un montón más. Hubo un momento re-loco, cuando tocamos en un anfiteatro al aire libre en Corrientes. Había como 9 mil personas, la gente hacía pogo y la cana le pegaba. Hay gente que ya se va para el otro lado. A mi parecer hay mucha más violencia en el fútbol que en el rock. El rock es arte, es para disfrutar, para reflexionar, no para hacer violencia o destrozos”, afirma.
A pesar de su nombre, la Gira Interminable tendrá su fin con dos presentaciones, el viernes 9 y el sábado 10 de diciembre en El Teatro, en Buenos Aires.
El nuevo
Esta fue la primera gira de Gabriel Guerrisi como integrante de El Otro Yo. El ex guitarrista de Los Brujos ingresó al grupo a fines de 2004 después de la salida de Ezequiel Araujo. “Gabriel fue el indicado para estar en la banda, nos conoce desde hace mil años. Es un pibe que ya vivió mucho, y encima es un guitarrista de aquellos. Aparte es una persona muy agradable que se adaptó enseguida, que va para adelante, que no pone trabas, que se ubica en su lugar”, explica María.
Discos y más discos
La gran novedad para fines de año será la edición del primer DVD del grupo, titulado “Contagiándose la energía del otro – En vivo en Obras”, que cuenta con imágenes de la primera actuación del grupo en el estadio de Núñez, allá por noviembre de 2000. “Está buenísimo, porque era la primera vez que tocábamos en Obras. La escenografía está re-buena, habíamos hecho como una torre medio industrial gigante. Estaba la estética de los mamelucos, como los trabajadores de la música, y también habíamos hecho unas tuercas gigantes, que las revoléabamos. Me gustó mucho cómo quedó. Aparte también es una síntesis de lo que había sido la Gira Interminable de ese momento, hay un pedacito de show de cada provincia. Y tiene un backstage”, adelanta.
En forma paralela, también lanzarán “CD Pirata”. “Si no puedes contra ellos, úneteles” pareció ser la máxima que siguieron para elaborar este material. El disco es un compendio de grabaciones caseras de los conciertos del grupo que aportaron sus mismos seguidores. “Me levantó mucho el ánimo escucharlo, porque es como ver de afuera un recital de EOY. Está lo que quizá no pondríamos en un disco oficial en vivo. Están hasta los errores. Es como lo más crudo. El grupo se caracteriza por eso y por su potencia en vivo”. El CD se entregará junto con la entrada de los shows de diciembre en El Teatro.
Eso no es todo. Además del pirata, EOY tendrá su disco en vivo oficial, grabado en su más reciente presentación en Obras, en abril último. “Viene con el set acústico que hicimos aquella vez, este sí es re-producido, elaborado. Este también va a ser una aplanadora, va a estar re-poderoso”, se entusiasma.
Y como si fuera poco, María Fernanda anticipa que el próximo año habrá nuevo material en estudio. “Estamos componiendo. En el verano vamos a ver si podemos grabar.”
El camino de la independencia
EOY es uno de los grupos independientes que más trascendió en el circuito local. Y utilizó ese liderazgo para crear, junto con un grupo de artistas, de la Unión de Músicos Independientes (UMI), una organización que asiste y asesora a bandas y músicos que están al margen de la industria discográfica.
“Hay que trabajar mucho para mantener un grupo independiente, hay que estar encima de los discos, del arte. Pero es el camino que nos tocó vivir, y estamos orgullosos de eso porque conseguimos solos un montón de cosas. De llegar a un montón de gente que ni hubiéramos soñado. Nunca bajamos los brazos, vamos siempre para adelante, trabajamos por lo que queremos lograr y las cosas salen. Van saliendo.”, asegura.
Quince años no es nada
Si hay algo que caracteriza a la banda de Temperley es que sus quince años de carrera parecen no haber atentado contra ese espíritu adolescente que tanto olía su admirado Kurt Cobain. “La frescura está cuando subimos a un escenario –aclara María-, es como si fuera la última vez, haya la cantidad de gente que haya. Yo me siento re influenciada por mis compañeros a la hora de tocar. Me manda re para arriba, me da mucha fuerza. Y eso creo que está, se mantiene”.
"Nosotros somos una banda de luchadores. Y luchamos por el bien, por las cosas buenas. Eso está claro, qué es lo que está bien y qué es lo que está mal. Qué es lo que construye y lo que destruye. Por ahí, con una letra o una canción podemos alegrarle el corazón a alguien y hacerlo sentir que está acompañado y eso ya es un montón para nosotros. Cuando hablo con gente y me dicen 'me hiciste sentir re bien con esto', eso está re-bueno. Tenemos mucha convicción sobre lo que queremos en la vida, por suerte. Está firme.”
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“Nunca me haría solista”
De niña estudió piano. Compuso sus primeras canciones a los 13 años. Escuchaba New Order, y aprendió el bajo escuchando a Joy Division, mientras leía Rimbaud y Baudelaire. Pero “las mejores canciones van para El Otro Yo”, cuenta la flamante compositora de Dios te salve, María.
En la antigua Grecia, las hetairas eran damas de compañía algo especiales: no sólo proporcionaban placeres físicos sino que iluminaban con sus presencias y conocimientos a los hombres. Ellas se instruían en música, danza y pintura, y más de un filósofo famoso cayó rendido a sus pies. María Fernanda Aldana tiene a una hetaira tatuada arriba de la ingle. “¿Querés que te la muestre?”, dice, y se baja apenas el pantalón. “Es mi primer tatuaje, ya de grande. Leí sobre las hetairas cuando fuimos a México en mayo del año pasado y decidí hacérmelo allá. El dibujo lo saqué de un diccionario antiguo y le agregué las Tres Marías, que salen de la flauta que toca la hetaira.”
María Fernanda explica que se sintió identificada con esas “ninfas antiguas” por eso de abordar tantas disciplinas artísticas. Porque ella, además de ser la bajista y cantante de El Otro Yo, ha publicado un libro de poemas, expone y vende sus cuadros, estudió danza árabe y hasta hizo un intento con el violín con el fallecido maestro tanguero Antonio Agri. Y hace unos meses publicó su primer trabajo solista, Dios te salve, María, que reúne piezas compuestas para piano. “Necesito sacar afuera, si no, explotaría”, asegura. “Me ayuda poder editarlo para formatear mi disco rígido. Y encima está El Otro Yo, donde puedo aportar toda mi parte más salvaje. Pero necesito canalizar el costado experimental, y puedo darme el gusto y el lujo de editarlo.”
María Fernanda explica que se sintió identificada con esas “ninfas antiguas” por eso de abordar tantas disciplinas artísticas. Porque ella, además de ser la bajista y cantante de El Otro Yo, ha publicado un libro de poemas, expone y vende sus cuadros, estudió danza árabe y hasta hizo un intento con el violín con el fallecido maestro tanguero Antonio Agri. Y hace unos meses publicó su primer trabajo solista, Dios te salve, María, que reúne piezas compuestas para piano. “Necesito sacar afuera, si no, explotaría”, asegura. “Me ayuda poder editarlo para formatear mi disco rígido. Y encima está El Otro Yo, donde puedo aportar toda mi parte más salvaje. Pero necesito canalizar el costado experimental, y puedo darme el gusto y el lujo de editarlo.”
—En tu página web decís que el disco es como una banda sonora de tu vida. ¿Cómo es eso?
—Sí, porque empecé a hacer música desde muy chiquita. Cuando tenía 5 años, en mi casa ya había un órgano italiano divino, con ese sonido tipo The Doors, y una guitarra criolla. Así que desde chiquita agarraba los instrumentos y les hacía canciones a los colores. Después, con Cristian (su hermano, cantante y guitarrista de EOY) empezamos a estudiar música y nos juntábamos a componer. A los 10 empecé a estudiar piano clásico y a componer piecitas medio terroríficas. Muchas de las del disco son de esa época. Arabesco y Medieval las hice a los 13. En esa época ya tenía un look medio new romantic, todos los pelos parados y rojos. Me gustaban New Order, Cocteau Twins, Birthday Party, Jesus & Mary Chain, The Stranglers… Aprendí a tocar el bajo escuchando a Joy Division, mientras leía a Rimbaud y Baudelaire.
—Sí, porque empecé a hacer música desde muy chiquita. Cuando tenía 5 años, en mi casa ya había un órgano italiano divino, con ese sonido tipo The Doors, y una guitarra criolla. Así que desde chiquita agarraba los instrumentos y les hacía canciones a los colores. Después, con Cristian (su hermano, cantante y guitarrista de EOY) empezamos a estudiar música y nos juntábamos a componer. A los 10 empecé a estudiar piano clásico y a componer piecitas medio terroríficas. Muchas de las del disco son de esa época. Arabesco y Medieval las hice a los 13. En esa época ya tenía un look medio new romantic, todos los pelos parados y rojos. Me gustaban New Order, Cocteau Twins, Birthday Party, Jesus & Mary Chain, The Stranglers… Aprendí a tocar el bajo escuchando a Joy Division, mientras leía a Rimbaud y Baudelaire.
—¿Cómo llegabas a esos autores y a esas bandas?
—Porque era amiga de escritores, gente culta que me pasaba data. Y mi hermano era una influencia fundamental en la música. Después conocimos gente con la que nos pasábamos música. Por eso también las canciones me salían con esa onda. Je Dors, que está cantada en francés, la hicimos con Cristian antes de EOY: él tocaba el bajo; yo teclados y cantaba. Y Piano es una melodía que me surgió cuando pudieron comprarme un piano. Porque tocaba desde los 10, pero recién a los 17 pude tener mi primer piano. Mi papá se había ganado la quiniela o algo así. No era mucha guita, pero era algo. De sorpresa cayó un flete con un piano: no lo podía creer, me largué a llorar. Y aparte venía un Casio CZ3000, que es el sintetizador que diseñaron los Kraftwerk. Por supuesto que todavía los tengo. Y cuando me senté al piano me salió Piano, esa misma melodía. La había grabado también en el disco triple (El Otro Yo de El Otro Yo), pero volví a ponerla porque tuve la oportunidad de grabar en la Alianza Francesa, con un piano de cola.
—Porque era amiga de escritores, gente culta que me pasaba data. Y mi hermano era una influencia fundamental en la música. Después conocimos gente con la que nos pasábamos música. Por eso también las canciones me salían con esa onda. Je Dors, que está cantada en francés, la hicimos con Cristian antes de EOY: él tocaba el bajo; yo teclados y cantaba. Y Piano es una melodía que me surgió cuando pudieron comprarme un piano. Porque tocaba desde los 10, pero recién a los 17 pude tener mi primer piano. Mi papá se había ganado la quiniela o algo así. No era mucha guita, pero era algo. De sorpresa cayó un flete con un piano: no lo podía creer, me largué a llorar. Y aparte venía un Casio CZ3000, que es el sintetizador que diseñaron los Kraftwerk. Por supuesto que todavía los tengo. Y cuando me senté al piano me salió Piano, esa misma melodía. La había grabado también en el disco triple (El Otro Yo de El Otro Yo), pero volví a ponerla porque tuve la oportunidad de grabar en la Alianza Francesa, con un piano de cola.
—¿Cada tema te remite a algo especial?
—Me remiten a otra dimensión. A una vida en otra dimensión en la cual no hay tiempo. Cuando pude escucharlo terminado, apagaba la luz y flasheaba que era el disco de otra persona, de otra época.
—¿Eso te pasa también con los temas que hacés para EOY?
—No, me pasó con este disco. En los de la banda, las letras son más directas, cuentan historias; éste es más abstracto, las letras cobran distintos significados.
—Me remiten a otra dimensión. A una vida en otra dimensión en la cual no hay tiempo. Cuando pude escucharlo terminado, apagaba la luz y flasheaba que era el disco de otra persona, de otra época.
—¿Eso te pasa también con los temas que hacés para EOY?
—No, me pasó con este disco. En los de la banda, las letras son más directas, cuentan historias; éste es más abstracto, las letras cobran distintos significados.
—Hace más de dos años, en una nota con EOY dijeron que podía haber un cuádruple. ¿Este iba a ser tu disco para el cuádruple?
—No, iba a grabar otro. Las mejores canciones van para EOY. Tengo como 50 canciones, o más. Algunas son demasiado intimistas… Quizá después grabe otro disco, pero ahora estamos a full componiendo para el grupo.
—No, iba a grabar otro. Las mejores canciones van para EOY. Tengo como 50 canciones, o más. Algunas son demasiado intimistas… Quizá después grabe otro disco, pero ahora estamos a full componiendo para el grupo.
—¿Por qué titulaste el disco con el comienzo de una oración católica?
—Entre líneas, el título habla de la perdición. Y hay como una perdición mundial en este momento. Es todo caótico. Ojalá podamos zafar un poco… El disco juega un poco con el delirio místico: hay un tema que se llama Juana de Arco. En los últimos años estuve involucrada en un estudio de esoterismo, de metafísica, de ocultismo oriental… En este disco termino mostrando una fantasía de delirio místico que me gusta.
—Entre líneas, el título habla de la perdición. Y hay como una perdición mundial en este momento. Es todo caótico. Ojalá podamos zafar un poco… El disco juega un poco con el delirio místico: hay un tema que se llama Juana de Arco. En los últimos años estuve involucrada en un estudio de esoterismo, de metafísica, de ocultismo oriental… En este disco termino mostrando una fantasía de delirio místico que me gusta.
—¿Era algo que querías expresar o simplemente surgió?
—Creo que quería expresarlo, por eso le puse ese nombre. Tuve un momento medio catastrófico en el que me pasaron muchas cosas y de verdad sentí ese “Dios te salve, María” dirigido hacia mí misma. Pero en términos artísticos me encanta cómo quedó el concepto porque tiene un tinte espiritual, que es la búsqueda en la cual estoy. Más allá de estos estudios, estoy haciendo instructorado de yoga.
—Creo que quería expresarlo, por eso le puse ese nombre. Tuve un momento medio catastrófico en el que me pasaron muchas cosas y de verdad sentí ese “Dios te salve, María” dirigido hacia mí misma. Pero en términos artísticos me encanta cómo quedó el concepto porque tiene un tinte espiritual, que es la búsqueda en la cual estoy. Más allá de estos estudios, estoy haciendo instructorado de yoga.
—¿Estás buscando una religión o un conocimiento?
—No busco una religión, para nada. Mi religión es la música, el arte. En realidad, estoy buscando. No sé, a algunos les gusta estudiar administración de empresas; a mí me gusta estudiar distintas culturas, astronomía… Me interesa a lo que llegó la cultura de los egipcios, de los mayas, de los atlantes, saber qué tienen en común.
—No busco una religión, para nada. Mi religión es la música, el arte. En realidad, estoy buscando. No sé, a algunos les gusta estudiar administración de empresas; a mí me gusta estudiar distintas culturas, astronomía… Me interesa a lo que llegó la cultura de los egipcios, de los mayas, de los atlantes, saber qué tienen en común.
—Bueno, no se sabe si existieron los atlantes…
—Para mí sí existieron. ¿Sabés lo que me pasó? Hice varios cuadros con personajes que tienen determinadas características y después, leyendo un libro, me di cuenta de que los atlantes eran parecidos a los que yo pintaba. En el mismo libro dice que en el lugar donde estuvo la Atlántida se encontraron ataúdes como de dos metros, pirámides hundidas… El libro se llama La profecía de Orión. Y encima yo ya había hecho una canción llamada Orión…
—Para mí sí existieron. ¿Sabés lo que me pasó? Hice varios cuadros con personajes que tienen determinadas características y después, leyendo un libro, me di cuenta de que los atlantes eran parecidos a los que yo pintaba. En el mismo libro dice que en el lugar donde estuvo la Atlántida se encontraron ataúdes como de dos metros, pirámides hundidas… El libro se llama La profecía de Orión. Y encima yo ya había hecho una canción llamada Orión…
—Y también hay una canción escrita por tu mamá, Para qué soñar.
—Es como un homenaje a ella, me parecía importante cerrar el disco con esa canción. Mi mamá componía sus canciones y la letra de Para qué soñar es muy poética. Además, dice “Amiga de mil estrellas” y ella siempre me decía que era mi mejor amiga. El disco tardó casi tres años en salir y justo salió el 25 de julio, que es el aniversario de la muerte de mi mamá. En el calendario maya es el día de los artistas y también el día fuera del tiempo. Y ella falleció de una forma muy particular: se le paró el corazón mientras dormía y no tenía ninguna expresión en el rostro, como si hubiera pasado a otro tiempo, a otra dimensión. Y bueno, si el disco tenía que tardar tanto para que saliera ese día… A mí me sirvió mucho haber podido sacar este disco, porque tiene un tinte melancólico y me hace bien poder sacar eso afuera.
—Es como un homenaje a ella, me parecía importante cerrar el disco con esa canción. Mi mamá componía sus canciones y la letra de Para qué soñar es muy poética. Además, dice “Amiga de mil estrellas” y ella siempre me decía que era mi mejor amiga. El disco tardó casi tres años en salir y justo salió el 25 de julio, que es el aniversario de la muerte de mi mamá. En el calendario maya es el día de los artistas y también el día fuera del tiempo. Y ella falleció de una forma muy particular: se le paró el corazón mientras dormía y no tenía ninguna expresión en el rostro, como si hubiera pasado a otro tiempo, a otra dimensión. Y bueno, si el disco tenía que tardar tanto para que saliera ese día… A mí me sirvió mucho haber podido sacar este disco, porque tiene un tinte melancólico y me hace bien poder sacar eso afuera.
—¿Estabas muy melancólica?
—Tengo un alma un poco melancólica. Me encanta hacer temas como los del disco y publicarlo fue como un exorcismo, pero lo que más me gusta es tocar rock con EOY, con la adrenalina y la alegría que le da a mi vida. Nunca me haría solista: una de las cosas por las que vinimos a este mundo es aprender a relacionarnos y a amar. Y trabajar en grupo es un desafío diario en el que compartís y te divertís más.
—Tengo un alma un poco melancólica. Me encanta hacer temas como los del disco y publicarlo fue como un exorcismo, pero lo que más me gusta es tocar rock con EOY, con la adrenalina y la alegría que le da a mi vida. Nunca me haría solista: una de las cosas por las que vinimos a este mundo es aprender a relacionarnos y a amar. Y trabajar en grupo es un desafío diario en el que compartís y te divertís más.
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El otro yo de María Fernanda Aldana
Con su banda El Otro Yo, es un emblema del rock independiente. Ahora sacó un disco sola, de piano y voz.
Con su banda El Otro Yo, es un emblema del rock independiente. Ahora sacó un disco sola, de piano y voz.
Te quiero comer pero soy tu cena". Si la frase suena a antropofagia, habría que aclarar que fue escrita por María Fernanda Aldana en un largo poema. Y que, como casi todo en ella, lo que supone perversión es sencillamente candidez. En este caso, porque está hablando de cuando amamantaba a su bebé.El poema es parte del booklet de su curioso disco solista Dios te salve María!, donde la bajista de El Otro Yo (grupo que integra junto a su hermano Cristian) se dedica a su gran amor desde chica: el piano. El resultado es tan original como perturbador. Gran parte del recomendable disco fue hecho de manera instrumental (y experimental). El CD, grabado en la Alianza Francesa, tiene 12 canciones compuestas e interpretadas por ella (excepto una que hizo su mamá, Para qué soñar). Participaron Diego Vainer, Raymundo Fajardo y Ezequiel Araujo (su ex pareja, papá de su hijo, ex miembro de El Otro Yo y actual novio de Deborah de Corral). "Fue un proyecto sin ningún tipo de pretensión", dirá María Fernanda después de cambiarse el vestidito con el que posó para las fotos. "Me tomé mi tiempo para hacerlo porque mi vida está dedicada a El Otro Yo, además de mis otras actividades, como pintar. Y mi vida personal", agrega. Pero, de esa "vida personal" no quiere hablar: sólo dirá que su hijo, Bambú, tiene siete años y que no vive sola con él.No sólo parte de su música solista puede remitirnos a Björk, también los postulados. Como cuando habla de "toda esa música que andaba dando vueltas en mi cabeza" y que necesitaba plasmar en un disco. Aunque, en este caso, sus influencias femeninas son otras: Joanna Newsom, PJ Harvey, el dúo CocoRosie. Pese a que su banda es convocante —llegó a Obras 3 veces—, el panorama para el El Otro Yo cambió después de Cromañón. "Quedaron menos lugares para tocar. Y los que hay, se limitó la capacidad", dice. Y recuerda los viejos tiempos, cuando empezaron a ganar dinero tocando en Cemento. "Eran feos los baños, pero el recital ahí era rock puro: estaba buenísimo tocar en Cemento". En las antípodas, para su proyecto solista, enfatiza la intimidad: Dios te salve... fue presentado en la Alianza.¿Por qué un disco de piano?Yo al piano lo deseé mucho. Empecé a estudiar a los diez años pero no teníamos la posibilidad de comprar uno. Cuando tenía 17, mi papá ganó la quiniela o la lotería y me dieron la sorpresa: apareció un flete con el piano. Aldana, que tocaba música clásica, se remonta a esa época para la composición de este disco. Aunque, en el medio, haya editado los discos con El Otro Yo y otro solista, Entresueños. Y, aunque, también en el medio, le hayan pasado cosas, como su separación o la muerte de su mamá. Con la constante de la redención en la música: "Van pasando novios, amigos, todo y la música te salva. Te contiene, te salva de todo".
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